3 de junio de 2015

El secreto de Messner

Si les interesa algo la montaña, les sonará el nombre de Reinhold Messner. Es un alpinista, sí: en concreto, el primer ser humano que holló la cima de los "14 ochomiles" (las 14 montañas del planeta que superan los ocho mil metros de altitud).
Messner en el castillo de Juval, Autor: Vale93b en Wikimedia Commons 
Pero es más que eso: un niño prodigio de la escalada, que intuyó posible y luego demostró con hechos lo que para otros era fisicamente absurdo (el séptimo grado de dificultad); un aventurero visionario; un personaje controvertido, cómo no; un escritor prolífico; un millonario excéntrico que vive en un castillo rodeado de prados donde -dicen- ha cambiado las vacas lecheras por yaks tibetanos; un gurú para tres generaciones de montañeros... Messi, Pelé y Di Estefano juntos, si se hubiera dedicado al fútbol.

Yo me he visto cara a cara dos veces con Herr Messner, ambas después de su retirada del alpinismo de vanguardia, y en ambas ocasiones he de decir que lo que su discurso ha sido interesante, coherente, y alejado de toda vanidad o controversia. Una frase en concreto me dejó pensando entonces y, con el paso de los años, ha cobrado sentido... tal como yo me temía.

Periodista novata, le pregunté a Messner si seguía haciendo montaña después de retirarse como profesional, y como se sentía ante ascensiones modestas, él que había batido los grandes récords de la escalada. Ahora que miro atrás, me parece que fui un poco impertinente. Desde luego, el héroe de los Dolomitas podría haber contestado con bocetos de proyectos más o menos hermosos y falsos, como alguna actriz decadente que, con un micrófono junto a su nariz, hablara de rodajes en los que está inmersa, y que luego jamás llegan a plasmarse en una pantalla. Podía haber dicho que la literatura ocupaba todo su tiempo, o que las montañas perdían su interés una vez conquistadas. Podía, pero no lo hizo. Contestó algo así:

Cumbres crecientes
"Los retos siguen ahí, porque desde hace unos años - me dijo - me crecen las montañas. Cuando miro hacia las cimas, veo que cada vez son más altas, más lejanas. Un sietemil pasa a ser tan duro como un ochomil, un sexto grado como el séptimo. Y yo mantengo la ilusión, porque el desafío no mengua. Las montañas de mi infancia se han convertido en colosos."

No sé si Messner repite esas palabras en cada entrevista o nunca más las dijo, si fue una reflexión profunda o lo primero que se le ocurrió. Lo cierto es que cayeron en la carpeta de "para cuando sea muchísimo más mayor" de mi cabeza, y ahí se quedaron. 

Hace dos días cumplí un año más y los tresmiles de los Pirineos crecieron unos cuantos metros. Pienso en ello mientras me preparo para ascender uno de ellos como cronista y fotógrafa de guardia. Se trata de una ascensión que realizo cada año con un grupo de personas de cierta empresa. Sigue siendo uno de los mejores trabajos de mi trayectoria y cada año vivo una experiencia fantástica compartiendo esfuerzos y risas con ellos. Pero las cumbres ya no son las mismas. En el 2009,cuando nos conocimos, hicimos la travesía del Vignemale, y me maravilló la capacidad de esfuerzo de aquel valiente grupo de (la inmensa mayoria) inexpertos en montaña, que completaron lo que para ellos fue una agotadora travesía de dos días a base de tesón y motivación. Yo no recuerdo un cansancio excesivo subiendo aquel pico, que además ya había ascendido previamente. La pasada Semana Santa regresé al Vignemale con esquís de travesia - y casi no consigo llegar a cumbre. No entendía qué pudo ocurrir hasta que me acordé del secreto de Messner. ¡Claro, es que está altísima! ¡Madre mía, hay que ver cómo ha crecido! 

Ahora me preocupa mi próxima misión como cronista en el Perdiguero. Los inexpertos de entonces han aprendido, han entrenado y, alguno que otro, incluso ha sacado provecho de sus pocos años practicando triatlon o extremeces por el estilo, mientras que el pico en cuestión debe de andar ya por los cinco mil metros. Y yo sin aclimatar. 

Las primeras luces prenden en la cima del Vignemale (cada vez más alto). Gran foto de Antonio Fernández. 


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