11 de enero de 2016

Descensos generalizados

Empezamos mal, como las Bolsas. El año, me refiero, y el tema del post, en el que -advierto- voy a criticar a mi propio colectivo de nuevo. No habría sido así - y de hecho tenía varias ideas felices sobre buenos propósitos montañeros y dulces reflexiones - si el mismo dos de enero no hubiera tenido que saltar del camino por el que ascendía Abantos para evitar la embestida de tres "descensores" (oigan, ¿cómo se les llama a los ciclistas de descenso con armadura?) que bajaban con la gracilidad de un tren de mercancías.

Me enfadé. No, no - me quedo corta. Enlacé tantas maldiciones que creo que al final funcionaron porque el último de los tres casi se la pega en una curva más abajo. Oímos el ruido y vimos el crater de tierra húmeda por las piedras arrancadas que quedó a su paso.  

¡Eh!, antes de que los propietarios de bicis que lean esto monten en cólera y vuelvan a comparar las bicis con los camiones de seis ejes, diciendo que contaminan menos, déjemme explicar los detalles.

En mi defensa alego que:

1. Abantos es parte de mi vida, la montaña que me ha visto crecer desde que pasaba días plácidos en la casa de mi tía-bisabuela - pero asumo que es de todos. Por suerte, ya no es coto de reyes cazando osos, pero tampoco de alegres diotas que se creen Felipe II con casco integral. 

2. Soy usuario de BTT y, por supuesto, subo pedaleando Abantos con cierta frecuencia ... Bueno, o no tanta frecuencia como debería, porque las rampas están ahí y no envejecen al mismo ritmo que yo. Han notado lo de "subo", ¿verdad? Quiero decir que salvo el desnivel, y que me cuesta un rato. Cuando desciendo, tengo mucho más cuidado que prisa - con mi seguridad, el terreno y otros seres vivos que puedan venir de frente (personas, mascotas, algún pino...). El daño erosivo causado a los caminos por las ruedas -en este caso, de bicicleta - se producen por derrapes y frenazos mas frecuentes durante el descenso. Un ciclista raramente sube a abanotos y baja más de una vez al día. Los que contratan o buscan vehículos que les suben el Puerto de Malagón, para luego descender por una u otra trocha, pueden realizar la operación varias veces en una mañana. 

3. Mi desafortunado encuentro tuvo lugar poco más abajo de la fuente del Cervunal, en el camino bien señalizado como GR-10. Los ciclistas de descenso ni intentaron moderar la velocidad ni creo que realmente pudieran. De todos los posibles descensos, eligieron el más concurrido (que, porcierto, no es el más visible desde el camino), el marcado como sendero de gran recorrido. 

4. Recuerden que el día tres de enero de 2016 era domingo, dia festivo dentro del puente festivo de fin de año, y que el belen monumental del escorial atrae a miles de personas,algunasde las cuales aprovechan para caminar por la zona y luego pasear entre las figuras.  En el camino de vuelta alquel día, nos cruzamos con no menos de 25 personas que subían, entre parejas con perritos, familias, un grupo de scouts, un par de trail-runners y demás excursionistas. No miré la hora en que esquivamos a los ciclistas, pero sería cerca del mediodia. 

5. A lo largo de los años de caminos y trochas me he cruzado con muchos ciclistas. En pistas, caminos y senderos. Incluso en estos últimos, es habitual que muchos reduzcan la marcha, avisen, pongan atención en el cruce e incluso paren, si yo no he visto al manera de apartarme lo suficiente. A veces nos saludamos. Pero en todo caso, ellos siguen su marcha, yo la mía. Es lo que se llama convivencia. Hay caminantes, hay ciclistas, y hay que buscar una manera de que ambos tengan opciones sin que lo pague uno de los dos colectivos ni, por supuesto, el monte.

Seguramente mi comentario y mi actitud molestará a muchos ciclistas. Y eso que en ningún momento he usado la palabra prohibición. Quienes sí la usarán, más pronto que tarde, son las autoridades competentes que, a falta de argumentos sensatos e iniciativas que separen unos comportamientos de otros, optará por el "café para todos" y prohibirá el uso de bicicletas en la zona por completo. 

De hecho, ya hay normativas limitadoras del transito ciclista "fuera de pista", aunque no del todo claras. En 2012 aparecieron unos carteles por la sierra ue advertían de la prohibición de usar la bicicleta en caminos o pistas de menos de tres metros de ancho. Hubo una respuesta airada y unáime en foros especializados. Y los carteles, la verdad, no los he vuelto a ver. Sí que se menciona algo así, en términos generales, en el decálogo del buen uso de la bicicleta que publicó la consejeria de Medio Ambiente de la comunidad de Madrid. Pero no parece vinculante. ¿O sí lo es (si se refiere a otra norma)? No he encontrado online la normativa detallada. En cuanto a la práctica, parece que se esta optando por no hacer nada y dejar la cuestión"sobre la mesa" pero sin tomar decisiones, previendo críticas se haga lo que se haga, hasta que ocurra algo que ponga a la "opinión publica" a favor de una medida u otra. Los agoreros dicen que más pronto que tarde ocurrirá una desgracia que precipite la prohibición. Supongo que se refieren a un atropello. En otros casos (no en Abantos, que yo sepa, sino en fincas privadas), la desgracia ha llegado al "otro bando" cuando algún energúmeno decidió castigar a los ciclistas -¡y no ciclistas! - instalando cables cruzando los caminos o trampas de clavos.

Lo suyo, creo yo, es que no hubiera ni desgracias, ni prohibiciones precipitadas. Ni energúmenos, si puede ser. 

Volviendo a Abantos: ¿De verdad creen que no hay monte para todos? Yo, admito, no sabría decir qué sendas deberían usarse y cuáles no, para cada cosa o en qué momento.  Los colectivos de BTT y montañismo deberían poder dar una respuesta más adecuada que yo. Se también que muchos de nosotros podemos estar molestando a otros por desconocimiento y que sería deseable tener información y, ya que pedimos, un poco más de conciencia cívica. Pero los más implicados deberían ser, en realidad, los primeros en proponer soluciones y vigilar su correcta aplicación. Y, yo mientras, andar atenta al camino, por lo que pueda venir.