18 de mayo de 2015

El último salto de Dean Potter

Regreso de un fin de semana (glorioso, por cierto) de esquí de montaña en Pirineos y me sorprende (o no, bueno) la noticia de la muerte de Dean Potter por un accidente... aún no sé exactamente de qué, ya que el periódico donde leo la noticia deja más dudas que datos. Parece que fue en una modalidad de salto BASE. Parece que un paracaídas no se abrió. Pero que hubo no uno, sino dos muertos: Potter y su compañero.  Literalmente, el periódico dice fallecieron en el acto a casua del "impacto contra el sueño". Supongo que es una errata y no una bella metáfora sobre el duro golpe de la realidad - o un chiste negro más o menos desafortunado.

http://www.elconfidencial.com/deportes/2015-05-18/muere-dean-potter-parque-yosemite_795919/

Hace mucho que no sigo la trayectoria de este escalador, aunque sus gestas de escalada de velocidad en grandes paredes comenzaron hace casi dos décadas. Los miembros de una expedición rusa con los que coincidió en Patagonia, allá por los dos mil y poco, le llamaban Harry Potter por su presunta capacidad de "volar" pared arriba. Aquello sí era un chiste malo, pero también venia a cuento: el estadounidense machacaba los tiempos habituales de escalada en las agujas de granito de la zona. Para ello, resumiendo mucho, reducía al mínimo la protección en pared. Poco después, simplemente, escalaría en "solo itegral", en solitario y sin protección contra una eventual caída. Lo mismo hizo en varias vías de Yosemite (EE.UU.) De hecho no era ni es el único, ya que se estableció cierto "pique" al límite entre un gruo de escaldores que se esforzaban en romperse records entre ellos.

También por entonces comenzaban los primeros saltos al vacío desde estructuras fijas - de ahí la denominación BASE, acrónimo de Building, Antenna, Span and Earth. Ya entonces el ratio de accidentes era preocupantemente alto: un 25%, según me dijo un practicante en una entrevista apra Radio Marca en el año 2000 - que tal vez exageró, pero dió una impresión clara del estado de las apuestas. Desde entonces el deporte ha evolucionado y, más que los segundos transcurridos desde el salto hasta la apertura del paracaídas, se busca el planeo dirigido gracias a los llamados "wingsuits" o trajes con alas. Sobre las modalidades, las diferencias y los objetivos se puede encontrar mucha y buena información en el blog de Carlos Suarez . Carlos es escalador desde casi su adolescencia y practicante de salto BASE durante años, aunque ultimamente afirma que se encuentra en periodo de regresar a orígenes alpinisticos y explorar nuevas vertientes de los deportes de montaña. Tendrá muchas y variadas razones, pero el hecho es que Carlos ha perdido a dos de sus compañeros habituales (los televisivos Darío Barrio y Alvaro Bultó) de saltos y sufrido en sus carnes un mal aterrizaje tras saltar del Torreón de Galayos.

En cuanto a Dean Potter, descubrió como complementar las sensaciones de sus ascensos a todo o nada, con descensos acordes : en lugar de rapelar con cuerdas o simplemente bajar caminando, era mejor saltar hacia atras. Y llevar una mochila con un pequeño paracaídas.

En problema es que además del paracaídas, un día decidió meter en la mochila a su perro Whisper. Le puso unas gafas para protegerlo del viento durante el vuelo, eso sí. Pero incluso con ese detalle los animalistas no quedaron exactamente encantados con el experimento. No disponemos de la opinión de Whisper.

Tampoco hizo amigos entre los ambientalistas - ni en la oficina del Sheriff - después de escalar  sin cuerda el Delicate Arch, uno de los monumentos naturales más importantes (y protegidísimos) de Utah. Los patrocinadores le fueron abandonando. De hecho, una posible razón por la que en la prensa española no se dan detalles del accidente, es que no se publicitó porque el salto BASE que practicaban él y su colega es ilegal en el Parque Nacional de Yosemite. Para una información con más datos, en inglés, sirve este artículo de Outside online .

Todo esto me lleva a la reflexión sobre este tipo de actividades, la percepción y gestión del riesgo y el libre albedrío. Muchas personas pueden opinar sin duda que los deportes de montaña son peligrosos y una manera estúpida de jugar con la integridad física de uno (y el presupuesto de los contribuyentes que se va en rescate, según unos cuantos). Los practicantes de estos deportes mostrarán su profundo desacuerdo y, si bien aceptarán un pequeño porcentaje de riesgo objetivo, asegurarán que los beneficios para la salud y las bondades de estas actividades (practicadas con sensatez) hacen de su colectivo una fuente de ahorro para los sistemas de salud, ahogados en cambio por las necesidades de las víctimas del sedentarismo. Un escalador deportivo probará con estadisticas que su deporte es menos lesivo que el fútbol. Y yo, que me considero practicante de deportes de montaña, opino que saltar de lo alto de un risco con un traje de alitas, sinceramente, no me parece buena idea. Como tampoco lo es, creo, escalar sin cuerda. Y desde luego no diría que es un "deporte". Creo que los rescates de montaña deben ser tan gratuitos o de pago como la asistencia a,  pongamos, un conductor que tiene un accidente cuando circula de manera claramente imprudente. Ahora bien, ¿es lo mismo? ¿Hay un límite? ¿Y ustedes qué opinan?


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