4 de septiembre de 2015

Vacaciones en el muro

Vale, me tengo que poner las pilas. Es difícil sacar tiempo. Podría llenar párrafos contando penas profesionales y demás, para redondear las excusas, pero para qué... Mejor intento reavivar esto como buenamente pueda.

Y como pueda es... Bueno, no largando las fotos de mis vacaciones. Y eso que podría, porque tengo unas cuantas, aunque solo estuve fuera una semana (otra vez, evito derivar a contar penas).  Como oigo con cierta frecuencia: lo que no quieras para tí, no lo quieras para los demás. Y la verdad es que el trimestre veraniego ya viene bastante sobrecargado con las maravillosas experiencias de "los demás", como para añadir las mías encima. De hecho, últimamente procuro no abrir FaceBook. Sobre todo, porque mis "amigos" han pasado de publicar una foto y gracias, a ilustrarnos con colecciones completas. Para qué seleccionar, cuando puedo volcar la SD completa. El otro día me amenazaron con unas "instantáneas" de una boda desconocida - 168 instantáneas, para ser exactos. No me lo creo: nadie tarda tanto en casarse sin arrepentirse en algún momento del proceso.

 Es más: como saben que miras, se supone que debes comentar, cortésmente, con un "AAhhhh!" y un "me gusta" y esos emoticonos gordos horribles que se insertan ahora. No veo a nadie que se atreva a compartir con sinceridad y transparencia lo que realmente pensamos:  "Ah, sí, la ruta en bici del Danubio... Me alegra que la disfrutaras. A mí me pareció un coñazo." 

Claro que no me extraña que todos publiquemos sin descanso, porque las vacaciones en FB son maravillosas, mucho mejores que en cualquier otro lugar. En el muro todo es luminoso. Nunca hay arena en la paella del chiringito y uno llega a las cimas de las altas montañas sin muestras de cansancio. Esas cosas blancas que siembran los recodos de los senderos son flores, no kleenex. Nadie pincha cuando monta en bici, ni se echa atrás cuando ve la escalada, ni se aburre al decimoquinto templo desconchado. Las parejas no discuten, solo se abrazan con el sol poniente detrás y el palo de selfie delante. Y no se les ve bien porque no usan el flash de relleno y se quedan a contraluz. Aunque nos imaginamos que es todo ideal. No hay manera de distinguir entre las sombras las menciones a tu madre ni esas entrañables peinetas que puntúan el final de los que siempre dicen la última palabra.

Simpática escena veraniega animando el agua mineral. 

Además, es increíble lo muchísimo que viaja la gente. De pronto, están todos geolocalizados en Google Maps  atomarporc...  Y mientras, digo yo: A ver,¿dónde os habéis dejado al gato? Sí, el mínimo que ocupaba vuestras vidas y vuestros muros haciendo cosas increíbles como... no sé... ¿maullar? ¿Lo habéis mandado de campamento? ¿De Erasmus? Ya, claro... ¡Qué duro es caerse del trending topic! Harán falta siete vidas para aguantar siete veranos.

Porque... ¿No pensaréis que esto es envidia, no? Para nada. Lo que pasa es que me estoy haciendo de rogar. Porque en realidad, he estado en un sitio precioso, precioso. Estoy agrupando las fotos del movil, de la tablet, del las googleglasses de sol y del dron (ya hay que ser panoli para salir de vacaciones sin un dron que te siga a todas partes). Y os vais a enterar. Ya podéis reservar megas.

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